Opinión

CON PRECAUCIÓN: LA SOBERBIA SE IMPONE A LA SENSATEZ Y LA CONGRUENCIA

Sergio Mejía Cano

Jueves 11 de Diciembre de 2025

Hoy en día se habla cada vez más de aprehensiones de gobernantes de los tres niveles, así como de políticos, funcionarios y servidores públicos; algo que era prácticamente impensable, si acaso uno que otro servidor público que era apresado y encarcelado, pero eran contados y si caían de la gracia no nada más siendo apresados, sino pasar al ostracismo siendo inhabilitados, sucedía porque se caían del mecate al no doblegarse a determinadas normas, por no mocharse o simple y sencillamente para hacer un poco de ruido mediático para dar un matiz de supuesta justicia.
Supuesta, porque se llegó a correr el rumor de que los peces gordos caídos en desgracia no sufrían nada en prisión, pues gozaban de privilegios de todo tipo e incluso, se llegó a decir que los dejaban salir a determinadas horas o por días a esos políticos, exfuncionarios y todo tipo de servidores públicos.

Fue muy sonado el caso del señor Jorge Díaz Serrano, quien fungió como director de Pemex en el sexenio de José López Portillo (1976-1982) y que se sentía ser un posible candidato a la Presidencia de la República; sin embargo, le movieron el tapete por la diferencia de precios en el petróleo y después por la supuesta compra de dos buques-tanques y otras cosas más, por lo que sus aspiraciones presidenciales se diluyeron drásticamente.

Otro de los casos que llamó la atención de la opinión pública fue la aprehensión y encarcelamiento del señor Raúl Salinas de Gortari, conocido como el hermano incómodo del entonces presidente Carlos de los mismos apellidos (1988-1994). Ambos casos muy sonados mediáticamente porque no eran señalados como delincuentes de poca monta debido a que habían ocupado cargos muy cercanos a la Presidencia de la República, respectivamente.

Así que ahora en tiempos más recientes se han visto señalamientos contra exgobernadores, expresidentes municipales, notarios, jueces, servidores públicos asesores y colaboradores pertenecientes a los tres Poderes de la Unión y, desde luego, contra expresidentes, aunque de estos últimos al parecer la han librado de la justicia penal ya que en las altas esferas de la política se ha dicho que ya fueron juzgados por el pueblo; aunque obviamente, el mal sabor de boca ha quedado en gran parte de la ciudadanía que no ha quedado conforme con este juzgado popular, en el sentido de que merecían y merecen ser juzgados judicialmente, aunque sean cosas del pasado, un pasado inmediato, pero pasado al fin y al cabo y con personajes con mucha tela de donde cortar.

Tal vez sea la soberbia que se apodera de todos estos malos servidores públicos hoy imputados y otros señalados la que los hace marearse al subirse a un ladrillo o a un adobe, según sea su cargo y que los hace perder la sensatez y la congruencia que los hace olvidar que sus cargos no son vitalicios y que por más protegidos que se sientan tarde o temprano pueden caer en desgracia tal y como ha estado sucediendo últimamente en donde hasta personajes que se creían intocable ya también andan a salto de mata.

¿Por qué se sentían intocables algunos de estos personajes hoy detenidos y otros señalados? Pues porque el sistema imperante se los permitía, ya que si anteriormente se les inhabilitaba o pasaban al ostracismo político, sabían y entendían que el sistema funcionaba así: había que saber tragar sapos sin hacer gestos porque sabían fehacientemente que pasado un sexenio o trienio de nuevo podrían volver a las andadas o si eran encarcelados, podían llevar una vida cómoda dentro de los reclusorios con celda privada, recámara especial, bar, televisión y hasta yacusi; se llegó a decir que hasta con la facilidad de tener fiestas privadas en su celda con la presencia del elemento femenino. No es cuento, esto se llegó a documentar este tipo de situaciones con las que gozaban determinados presos en aquellas raras ocasiones cuando se llevaba a cabo una requisición en los penales, cundo se descubrió que unos dirigentes del sindicato petrolero y otros personajes ligados al narcotráfico vivían como reyes en sus celdas con todo tipo de prebendas y privilegios.

Sin embargo, para los gobernantes de los tres niveles que han caído en desgracia, como se dice coloquialmente: lo bailado, ¿quién se los quita? Y, además, recientemente se ha dicho que el exgobernador del estado de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, sigue haciendo negocios millonarios aun estando preso, así que, ¿qué daño le hace el viento si sigue haciendo dinero? Decomisárselos sería lo peor para ellos.

Sea pues. Vale.