Opinión

CON PRECAUCIÓN: SE DEBE TENER SIEMPRE PRESENTE QUE PARA TODO HAY GENTE

Sergio Mejía Cano

Martes 15 de Octubre de 2024

En el gremio ferroviario hubo antiguos ferrocarrileros de diferentes ramas y categorías que tenían la plena convicción de que si fallaban a trabajar o si los jubilaban los trenes dejarían de rodar; es verídico y no nada más romanticismo, pues creían que nadie más los podría sustituir, por lo que hubo ocasiones en que menospreciaban a los nuevos trabajadores que iban llegando a cubrir las vacantes que poco a poco dejaban precisamente esos antiguos ferrocarrileros, ya fuera por enfermedad, jubilación o fallecimiento.

Los antiguos ferrocarrileros renegaban de los nuevos menospreciándolos y diciéndoles que jamás tendrían la experiencia que tenían ellos, y cuando alguno de estos jóvenes recién llegados les ponía la muestra en algo, los viejos decían que había sido por pura suerte o que eso era lo que iban a hacer, pero que el joven se le había adelantado, etcétera; en fin, pretextos nunca faltaban para querer demostrar que los antiguos siempre superarían a los nuevos trabajadores.

Un claro ejemplo de quienes se creían insustituibles fueron los trabajadores denominados como caldereros, trabajadores del taller de Fuerza Motriz y Maquinaria, encargados de las calderas que usaban las locomotoras a vapor; sin embargo, no fueron los nuevos trabajadores quienes los sustituyeron, sino la tecnología, ya que al llegar las primeras locomotoras eléctricas-diésel, los caldereros fueron de los primeros trabajadores afectados, pues al ir desapareciendo las locomotoras a vapor, las calderas, en donde se depositaba el agua para generar el vapor, ya no tuvieron razón de ser.

Otro ejemplo se vio entre el personal trenista y locomotorista más antiguo, algunos de ellos muy respetables entre el gremio debido a que a los conductores y maquinistas se les tenía en alta estima y casi se les consideraba como genios en el conocimiento del reglamento de transportes; sin embargo, a la mayoría de estos admirados trabajadores de los trenes, hubo jóvenes que en varias ocasiones les hicieron ver algunos errores en la aplicación de las reglas o en sí, en el derecho de trenes; tal vez por la edad o porque nunca se les había presentado determinada situación poniendo en duda si se podía continuar la marcha o no.

Lo anterior viene a colación porque posiblemente algo similar esté pasando con los jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial, al pensar o creer que solamente ellos y la manera en que han llegado a ocupar esos cargos y puestos es la única forma de impartir justicia en nuestro país; que no habrá nadie más que los pueda llegar a sustituir si no tienen amigos, compadres, familiares o cualquiera tipo de palancas para hacerlos llegar a esos altos rangos del Poder Judicial.


Existe la posibilidad de que en nuestro país haya miles o quizás millones de egresados de la carrera de leyes que no nada más estén mejor preparados que muchos de los actuales jueces, magistrados y ministros; claro que hay de todo, inclusive hasta iguales o peores a ellos debido al mal sistema de enseñanza en la mayoría, si no es que en todas las carreras profesionales que se implementó en la era neoliberal; sin embargo, también podría haber no nada más mejor preparados, sino más honestos, sin compromisos por conflictos de intereses de ningún tipo y hasta dispuestos a impartir justicia con bajos salarios y no tan ostentosos como los que reciben actualmente estas cabezas del Poder Judicial; y además, sin que exijan beneficios y prebendas de ningún tipo, sino de mantener sus vidas con lo perciban de salario únicamente y no que sean los mexicanos en su conjunto quienes los mantengan de todo a todo, como se ha documentado de que no pagan ni los lentes que usan.

Y precisamente a esa burbuja de cristal en donde se les ha puesto a los jueces, magistrados y ministros debido a sus altos salarios, prebendas y beneficios de todo tipo en donde nada les cuesta, por lo que se podría decir que sus altos salarios les quedan limpios y libres, pues se dice que no pagan autos, gasolina y ni siquiera el mantenimiento de sus casas. Por lo que debido a esa burbuja y aplicando aquello de que el león piensa que todos son de su condición, se han olvidado de la gran pobreza e injusticia que han imperado en nuestro país; de ahí que crean que la impartición de justicia sea nada más para los que pueden pagar por ella o porque una persona pudiente no tiene por qué ser juzgada por nada ni por nadie; y también, por qué no decirlo: por amenazas que pudieran recibir de gente muy pudiente.

Sea pues. Vale.