El sangrón de Paco Ignacio Taibo II es autor de muchos libros, algunos de los cuales son verdaderas joyas de la literatura mexicana moderna. Incursionó con mucho éxito en la novela policíaca, también conocida como novela negra, creando una saga de novelas en las que el personaje es un detective muy singular: Héctor Belascoarán Shayne.
Una de sus novelas más apasionantes es Días de Combate, en el que el personaje emprende una cacería de un estrangulador de mujeres, que deja como firma del crimen una nota: Cerevro.
La referencia en la novela de Paco Ignacio Taibo II es porque en México el feminicidio sigue siendo uno de los males más dolorosos que sufre nuestra sociedad.
En México, se registraron 184 presuntos feminicidios en el primer trimestre del 2024, lo que equivale a un promedio de dos feminicidios por día, cifra que aumenta cada día, ante la pasividad de las autoridades de todos los niveles.
Y el feminicidio no es el único cáncer que enferma a México. No. La violencia se ha generalizado de todas formas posibles.
Fernanda García Ramírez escribió hoy en el periódico El financiero lo siguiente, que describe perfectamente la clase de país que tenemos:
Vivo en un país de masacres y decapitados. Un país en el que los puestos de juez se rifan en una tómbola. Vivo en un país militarizado en el que los militares ya no pelean ascensos sino contratos. Un país sangriento y sin ley. Vivo en un país gobernado por una caterva de políticos venales y mediocres.
La violencia se enseñorea de todo el territorio nacional, convirtiéndolo en un lago hemático en el que las bandas se disputan los territorios, ante la mirada impasible de las fuerzas federales, que solo intervienen cuando se ven forzadas a hacerlo y mantienen la política de abrazos y no balazos.
Sinaloa se encuentra bajo fuego y la población sufre como víctima de daño colateral en una guerra que no pidieron, pero en la que están inmersos. Las principales ciudades de Sinaloa se encuentran en estado de sitio y después de las 6 de la tarde prácticamente nadie sale a la calle.
Tabasco es otra zona de guerra. Así es, Tabasco. La mismísima Tierra que vio nacer a nuestro Mesías, en la que los bloqueos, los asesinatos, extorsión, la quema de comercios y vehículos están a la orden del día.
Muchos estados también padecen del mismo mal: Guerrero, Zacatecas, Guanajuato, Nuevo León, Chihuahua, Baja California, Tamaulipas, etcétera, etcétera.
Existen zonas del país que son un verdadero terror para quienes habitan en ellas. Zonas a las que el autotransporte público no llega, pues tienen miedo a los constantes asaltos.
Los feminicidios están a la orden del día en muchos lugares de la patria.
Sin embargo, en Nayarit las cosas no suceden así, excepto en los límites con el Estado de Sinaloa afectando a los municipios de Acaponeta, Tecuala y Huajicori, principalmente.
El pasado fin de semana en el marco de la primera jornada de los pueblos originarios, la Unidad Académica de Derecho de la Universidad Autónoma de Nayarit, Eliizaa Aragon y Efraín Rangel hicieron un minucioso análisis de la situación que viven indígenas y mestizos desplazados de los pueblos serranos del municipio de Huajicori.
Y, sin embargo, a pesar de ello, la violencia generada por grupos de delincuentes no son la característica de Nayarit, aunque no puede negarse que se dan asesinatos, levantones y desapariciones.
Aun así, Nayarit es un estado seguro, que en el ranking nacional aparece como uno en los que la población tiene más certeza de su seguridad y de que no será víctima de la delincuencia.
El gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero se ha preocupado por mantener a Nayarit a salvo de la guerra de las bandas y de que el efecto cucaracha de los delincuentes de los vecinos estados de Jalisco y Sinaloa, no se conviertan en un mal generalizado.
Somos un estado que, guardando toda proporción, somos una especie de oasis en el que el estado de derecho sigue imperando, más allá de las esporádicas situaciones de violencia que también se dan.
La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, que encabeza Manasés Langarica, ha establecido una buena relación de recuperación con el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional, quienes mantienen Nayarit fuera de los días de combate que ensangrientan a todo México.
Sin embargo, se debe apretar el paso en los municipios del norte de Nayarit, incrementando las fuerzas del orden en la región y que permanezcan asentadas en los lugares de conflicto, no solamente realizando patrullajes esporádicos.