Una vez que Miguel Ángel Navarro Quintero le pidió a Claudia Sheinbaum Pardo que adopte a Nayarit, su servilleta, mis cariñosos lectores, pensó en que, de aceptar la Presidenta de México la petición del Gobernador de Nayarit, la suya tendría que ser una adopción responsable.
Y es que no puede ser de otra forma, luego que Andrés Manuel López Obrador ya cumplió con una tutela que deja grandes beneficios a nuestro estado.
Si la primera mujer que tendrá en sus manos el gran compromiso de continuar con el proyecto transformador, entonces, creo, Navarro Quintero hizo muy bien en pedir la adopción desde ahora.
Si bien en Nayarit se han podido concretar muchas acciones que hablan de progreso, lo cierto es que faltan cosas por hacer para que el despegue se redondee con un vuelo sostenido.
Hay esperanzas, considero, pues Sheinbaum Pardo ha dicho que les dará seguimiento a varias de las obras que no se concluyeron por falta de tiempo, pero también anunció que, al igual que quien está por convertirse en su antecesor, le dará prioridad a la atención de los pueblos que más necesitan.
Hay que ver para adelante y esto también lo hace Navarro Quintero, pues ante el presidente que sale refirió que el trabajo del gobierno es compartido, es decir, que no todo hay que dejar que haga el orden federal.
En pocas palabras, se sienten las ganas de entrarle a la chamba, y esta vez se puede hacer sin la necesidad de hacerlo desde la cuna.
Que nos adopten a los nayaritas, sí, pero con la idea de conservar la mentalidad de una buena formación.
SECRETO A VOCES: Dicen que las adopciones siempre deben ir precedidas de una buena voluntad.