Opinión

En el Congreso del Estado se vive el tiempo de cambios, a partir que inició el periodo constitucional de la Legislatura número 24.

Ya fue relevado el que fungió como Secretario General desde que en el mando estaba Alba Cristal Espinosa, y también se fue el que era Oficial Mayor desde el arribo de Nataly Tizcareño a la Presidencia de la Comisión de Gobierno.

Ahora están llegando nuevos funcionarios afines, como siempre ha sido, a los que ahora tienen el mando, y se espera, según me comentan, que los cambios lleguen a la mayoría de las áreas, y no sólo de jefes.

Es por ello que muchos de los que forman parte actualmente de la plantilla laboral del Poder Legislativo andan con el Jesús en la boca, ya que no saben por dónde puede llegar el ramalazo.

Ante esta situación, mis inquietos lectores, lo que su servilleta opina es que los que han trabajado bien no tienen que preocuparse, pues no creo que sea conveniente deshacerse de los buenos elementos.

Los que se van, creo, es porque dejaban o dejan que desear con su desempeño, o porque le seguían sirviendo a los que los acomodaron, olvidándose del compromiso de ser institucionales como el caso lo requiere.

ESTAMOS A TIEMPO
Pasaron muchos años para ver una vez más que el río Mololoa se desbordara, y que así haya ocurrido en días recientes no es poca cosa.

Hay nuevas colonias ahora que pueden resultar muy afectadas cada vez que se rebase el caudal del afluente, y de ser así cientos de familias pueden resultar afectadas.

Es cierto que ha llovido mucho, pero si a esto le sumamos que no se han realizado los dragados que se necesitan, también desde hace ya mucho tiempo, entonces lo que se puede esperar es que surjan más complicaciones.

Pero se está a tiempo de corregir lo que está mal, lo cual, por cierto, puede verse a simple vista allá por dónde se ubica el hospital Puerta de Hierro, donde ya hay hasta cerritos de tierra que ayudan a los desbordes.

SECRETO A VOCES: Dicen que los cambios son buenos, cuando son para mejorar.